El acuerdo, que se discutió con la mediación de Estados Unidos y Qatar, incluye un cese de las hostilidades por seis semanas, durante las cuales se llevarán a cabo negociaciones para establecer una solución definitiva al conflicto. Uno de los puntos clave del pacto es la liberación de 33 rehenes retenidos por Hamas, quienes podrían reunirse con sus familias a partir del domingo.
La región sufrió enormes pérdidas humanas y materiales desde el inicio de los enfrentamientos, con un saldo de cerca de 50.000 muertos, la mayoría civiles, según datos preliminares. Gaza, devastada por los ataques, enfrenta además una crisis humanitaria agravada por los desplazamientos masivos y la destrucción de infraestructuras esenciales.
Aunque el acuerdo representa un avance, no está exento de controversias. Dentro del gabinete israelí, ministros de líneas más extremas se opusieron al alto el fuego, argumentando que la tregua podría fortalecer a Hamas. Netanyahu enfrenta presiones internas, pero confía en que el pacto será aprobado para evitar más derramamiento de sangre.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, instó a ambas partes a implementar el acuerdo “sin demoras”. Por su parte, Egipto, también mediador en el conflicto, se comprometió a gestionar un mecanismo de seguimiento junto a Qatar y Estados Unidos, con sede en El Cairo, para garantizar el cumplimiento de los términos pactados.