En el día de ayer, la OMS aprobó por “consenso” el Tratado de Pandemias. Según trascendió, el debate y tratamiento ocurrió en condiciones por demás irregulares y sin dar lugar a un debate abierto. Este acuerdo conlleva un grave riesgo de concentración global del poder público en materia sanitaria, en desmedro de las soberanías nacionales y los mecanismos institucionales de control de las decisiones políticas.
El Senado de la Nación Argentina había expresado su preocupación a instancias de un proyecto presentado por el senador Antonio Rodas. Asimismo la Cámara Alta acompañó la iniciativa de forma unánime, y la Presidenta del Senado, remitió oficialmente la declaración al organismo internacional para su consideración.
Entre sus principales inquietudes, el senador Rodas puntualizó la introducción del concepto de “emergencia pandémica”, cuya definición consideraba ambigua y, por ello mismo, sujeta a eventuales interpretaciones subjetivas o indebidas influencias políticas, que podrían derivar en medidas restrictivas desproporcionadas e, incluso, completamente injustificadas y arbitrarias.
Por otra parte, en sus fundamentos, el documento aprobado por la Cámara Alta cuestiona la transparencia de los procedimientos ejecutados por la OMS, por presuntas irregularidades en la notificación y la adopción por “consenso” de las enmiendas al RSI; poniendo en tela de juicio además la legitimidad para tomar decisiones vinculantes en materia de salud pública, por parte de un organismo financiado por los Estados-parte en diferente medida y también, en una porción más que significativa, por diversos actores privados.
Asimismo, Rodas enfatizó que “estas reformas (al RSI) y el eventual tratado sobre pandemias, tal como estaban planteados originariamente, representaban un riesgo para la soberanía sanitaria de nuestro país y los derechos fundamentales de los argentinos”.
Países clave como EE.UU. y Argentina no participaron. Algunos países se abstuvieron. 11 países no apoyaron: Polonia, Eslovaquia, Jamaica, Ucrania, Irán, Italia, Rusia, Bulgaria, Guatemala, Paraguay e Israel.
Gracias a la iniciativa de la sociedad civil y el planteo llevado adelante por varios países, se eliminaron más de 50 cláusulas sumamente polémicas y peligrosas: cláusulas que habilitaban censura y restricciones a la libertad de expresión; cuotas obligatorias de distribución de tests y vacunas; exenciones automáticas de patentes; un mecanismo de cumplimiento con sanciones reales; y transferencia de tecnología obligatoria. queda como recomendación voluntaria. Además, se agregó una “cláusula de soberanía” en virtud de la cual se permite a los Estados-parte preservar su autonomía frente a las decisiones del tratado. La misma puede usarse para oponerse o retirarse del mismo.
Próximos pasos:
El acuerdo aprobado hoy aún puede ser modificado en varios de estos puntos. Sólo podrá entrar en vigor 30 días después de que 60 países hayan depositado “sus instrumentos de ratificación, aceptación o adhesión” ante el secretario general de la OMS. Esto abre una nueva etapa de decisión a nivel nacional. El foco ahora se traslada al interior de cada país, para exigir el rechazo o retiro del tratado.
Además, para que sea eficaz, será preciso negociar el anexo sobre el acceso a patógenos y reparto de beneficios, que previsiblemente se discutirá en 2026. Las negociaciones continúan hasta 2026, especialmente sobre el sistema PABS (reparto obligatorio de muestras y productos).