El presidente fue recibido por el ex mandatario brasileño en la ciudad balnearia donde se reúne la CPAC, la organización que representa a la derecha continental, de la que participa Trump. Se trata de una señal de hostilidad a Lula Da Silva, a quien evitó al no ir a la reunión de mañana el Mercosur en Asunción
Fiel a su estilo, Javier Milei hizo lo contrario de lo que se espera de un presidente tradicional. Su primera visita a Brasil no fue para encontrarse con el jefe de Estado en ejercicio, Luiz Inacio Lula Da Silva, sino para reunirse con su rival más antagónico y que está dispuesto a vencerlo en las próximas elecciones. Jair Bolsonaro recibió anoche al líder libertario en el vestíbulo del hotel de la ciudad balnearia de Camboriú donde se está llevando a cabo la reunión de la CPAC, una organización de derecha en la que participan líderes políticos de toda América, entre ellos el estadounidense Donald Trump.
Ante la vista pública y registrado en videos que después fueron viralizados, Milei y Bolsonaro se saludaron en el vestíbulo del hotel Mercure y luego vieron juntos en un clima de camaradería la derrota de Brasil ante Uruguay, que dejó a la selección verdeamarela afuera de la Copa América en cuartos de final. Ambos expusieron una relación de afecto personal y sintonía política, que contrasta con el vínculo áspero y hostil que ambos mantienen con Lula.
El mandatario argentino llegó al Camboriú junto a su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el vocero Manuel Adorni, y el documentalista presidencial, Santiago Oría. Milei va a exponer esta tarde -en horario a definir- ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en el Expocentro de Balneário Camboriú, que sirvió de plataforma para lanzar la candidatura 2026 de Bolsonaro. También fue invitado el ministro de Defensa, Luis Petri, quién también dará un discurso.
De acuerdo con lo que confirmaron a Infobae fuentes oficiales, Milei se reunirá con Tarcísio de Freitas, gobernador del Estado de San Pablo; y con Jorginho Mello, gobernador del Estado de Santa Catarina. Son dos hombres clave y de enorme gravitación política en el entorno del ex mandatario brasileño, tanto como el diputado federal Eduardo Bolsonaro, con quien el líder libertario tiene diálogo fluido. También hablará con empresarios industriales de Santa Catarina, antes de dar su discurso en la CPAC.
Esas palabras serán esperadas con especial interés por el gobierno de Lula, que dejó trascender extraoficialmente que si se repitieran las descalificaciones o agravios al primer mandatario brasileño está dispuesto a retirar a su embajador de Buenos Aires. ¿Milei habrá ido con intención de seguir escalando el conflicto? ¿Estará Itamaraty -la Cancillería brasileña- dispuesta a llamar de urgencia en consulta al embajador Julio Glinternick Bitelli? Los antecedentes no ayudan para esas respuestas, que de ningún lado tienen respuestas. Los antecedentes no ayudan, habida cuenta del cruce de los últimos días.
“Las cosas que yo dije encima son ciertas. ¿Cuáles son los problemas? ¿Que le dije corrupto? ¿Y acaso no fue preso por corrupto? ¿Y qué le dije, comunista? ¿Y acaso no es comunista? ¿Desde cuándo hay que pedir perdón por decir la verdad? ¿O estamos tan enfermos de corrección política que a la izquierda no se le puede decir nada, aún cuando sea verdad?”, afirmó el líder libertario en una entrevista.
Fue en respuesta a una declaración previa de Lula, sobre por qué había tenido apenas un saludo frío y escueto en la reunión del G7: “No conversé con el presidente de Argentina porque creo que él debe pedirle disculpas a Brasil y a mí. Dijo muchas tonterías. Sólo quiero que él pida disculpas. Yo quiero a Argentina, es un país que me gusta mucho, es un país muy importante para Brasil, y Brasil es muy importante para Argentina. No es un presidente de la República quien va a crear cizaña entre Brasil y Argentina”.
Tras esa escalada, Infobae reveló el domingo pasado que Milei había decidido cancelar su participación en la reunión de Jefes de Estado del Mercosur que iba a llevarse a cabo en Asunción el lunes 8 de Julio. Se adjudicó a un problema de agenda, habida cuenta que al día siguiente tiene la vigilia del Día de la Independencia en Tucumán, donde se llevará a cabo la firma del promocionado Pacto de Mayo. Pero en los hechos, fue la excusa para pegar el faltazo y el evitar la formalidad de compartir una foto o exponerse a una catilinaria frente al resto de los mandatarios.
Pero no quedó ahí. A las pocas horas, confirmó que estaría en Camboriú para participar de la cumbre CPAC Brasil, donde el diputado Eduardo Bolsonaro convocó a referentes de derecha de la región como José Antonio Kast, líder del movimiento Acción Republicana, fundador del Partido Republicano y que fue derrotado en la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales en Chile por Gabriel Boric. También invitó al ministro de Justicia y Seguridad Pública de El Salvador, Gustavo Villatoro, uno de los principales colaboradores del presidente Nayib Bukele y responsable por la tanto elogiada como cuestionada política de combate al crimen en su país. Mientras que el representante de México fue el actor y cantante Eduardo Verástegui. De todos modos, la gran mayoría de los participantes del evento son líderes del bolsonarismo, como el también legislador Nikolás Ferreira, el ex ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles; y el pastor y senador Magno Malta, además de los gobernadores De Freitas y Mello.
Pero sin dudas, la estrella del evento fue Javier Milei, por su propia popularidad como así también por el hecho de ser un mandatario en ejercicio que está abiertamente enfrentado con Lula Da Silva. En Brasil, se elige presidente recién en octubre de 2026, pero el escenario político ya se está configurando para un nuevo round entre los mismos adversarios de las elecciones generales. De todos modos, Bolsonaro enfrenta un complicado escenario judicial: además de acusarlo de un intento de golpe de Estado en enero del 2023, ahora apareció una nueva causa por el presunto “robo” de joyas y alhajas recibidas cuando era presidente.
De esto último mencionado sobresale un tema que viene siendo noticia. Decenas de militantes identificados con Jair Bolsonaro que fueron detenidos y condenados por la Justicia por la toma de los edificios de los tres Poderes, en Brasilia, escaparon y cruzaron de manera irregular la frontera. El organizador de la CPAC, que es Eduardo Bolsonaro, estuvo en la Argentina pidiendo que les otorguen a todos los que vinieron a la Argentina su condición de refugiados. El gobierno de Milei, por ahora, se escucha en la obligación de respetar la ley y los fallos judiciales y aclaró que no tiene intervención en el otorgamiento de la condición de refugiados.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil informó que el pasado viernes 7 de junio, su Embajada en Buenos Aires “remitió a la Cancillería argentina una carta de la Corte Suprema solicitando la verificación de que 143 prófugos de la justicia brasileña se encuentran en territorio argentino”. La prensa brasileña había revelado días atrás que cerca de medio centenar de condenados por la protesta de enero de 2023 rompieron sus tobilleras electrónicas y escaparon con destino a varios países del Cono Sur, principalmente a la Argentina. De todos, ellos, un medio identificó a siete que habrían ingresado a la Argentina para pedir formalmente asilo político. Según informó el medio UOL se trata de Ângelo Sotero, músico, 59 años; Gilberto Ackermann, corredor de seguros, 50 años; Raquel de Souza Lopez, 51 años; Luis Fernandes Venâncio, empresario, 50 años, San Pablo; Alethea Verusca Soares, 49 anos; Rosana Maciel Gomes, 50 años; y Daniel Lusiano Bressan, 37 años.
De ellos todavía nada se sabe. No se descarta que sea un tema de conversación de Milei y Bolsonaro, aunque hay poco tiempo: antes de las 20 quiere estar en Buenos Aires.
Fuente Infobae