Las fuerzas de seguridad trasladaron a los seguidores del ex presidente que permanecían reunidos frente al cuartel general del Ejército, en cumplimiento con la orden del Supremo Tribunal para despejar la zona.
Al menos 1.200 personas fueron detenidas por la Policía Federal frente al cuartel general del Ejército en Brasilia, según informó Globo tras el inicio de los operativos para desalojar los campamentos bolsonaristas.
Los simpatizantes del ex mandatario están siendo trasladados a la sede de la Policía Federal en al menos 40 autobuses, según el periódico brasileño.
El Supremo Tribunal había dado un plazo de 24 horas a las fuerzas de seguridad para que desalojen las concentraciones de los grupos que en la víspera asaltaron los edificios de los poderes del Estado.
Luego de un domingo negro marcado por el intento de golpe de estado, las investigaciones comienzan a buscar responsables y el entramado de un plan que no logró su objetivo
Tras la devastación de Brasilia, ahora es el turno de las preguntas. Y la que ahora rebota de un gabinete a otro del gobierno Lula es una. ¿Cómo es posible que, a pesar de las decenas de autobuses llegados ayer por la mañana a la capital desde todos los lugares del país, nadie planteara la cuestión de un posible riesgo para la seguridad de la ciudad y sus edificios institucionales? ¿No habían bastado los violentos enfrentamientos del pasado 12 de septiembre, de nuevo en Brasilia, donde los bolsonaristas quemaron coches e intentaron invadir el edificio de la Policía Federal, para dar la voz de alarma? ¿Y el intento de atentado en el aeropuerto unas horas antes de la ceremonia de investidura del nuevo presidente? Por no hablar de las protestas desde la victoria de Lula frente a cuarteles no sólo en Brasilia que se han convertido en guarniciones permanentes pidiendo un golpe militar.