De forma inesperada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que llegó a un acuerdo técnico con la Argentina por el préstamo por US$20.000 millones. El programa quedará aprobado de forma definitiva cuando el Directorio Ejecutivo del organismo lo disponga. Sin embargo, todavía hay dos cuestiones clave que despertaron la inquietud de los inversores en las últimas semanas y que aún se desconocen.
Según lo que informó el organismo, el entendimiento será a 48 meses -cuatro años-, con un programa de Facilidades Extendidas (EFF, por sus siglas en inglés). Además, tendrá por finalidad “profundizar el plan de estabilización y reformas diseñado por las autoridades argentinas, con el objetivo de afianzar la estabilidad macroeconómica, mejorar la sostenibilidad externa y promover un crecimiento más fuerte y duradero, en un contexto internacional complejo”.
A través de un comunicado, el FMI informó que el directorio evaluará la propuesta en los próximos días. Este viernes habrá una reunión del board para discutir el nuevo entendimiento. Allí podría definirse el visto bueno final.
Por eso, la expectativa ahora está puesta en resolver las últimas dos incógnitas que permanecen sobre el acuerdo: de cuánto será el primer desembolso que se enviará a la Argentina -y cuándo llegará-, y cuáles serán los cambios que se implementarán en el esquema cambiario.
Sobre el primer punto, hace unas semanas la vocera del FMI, Julie Kozack, indicó que esos giros se realizarán en “fases”. En tanto, la propia titular del organismo, Kristalina Georgieva, reconoció que sería “razonable” enviar inicialmente un 40% del crédito; esto es, unos US$8000 millones.
Los inversores siguen de cerca este aspecto porque hasta abril de 2029 hay vencimientos para despejar por aproximadamente US$14.000 millones y está la incertidumbre sobre cómo logrará la Argentina cubrir esos compromisos, si no logran capitalizarse las reservas del Banco Central.
Hace unas semaas, el ministro de Economía, Luis Caputo, dijo anteriormente que este acuerdo con el FMI “debe ayudar a comprimir el riesgo país para que la Argentina pueda volver a los mercados para refinanciar el capital de los próximos vencimientos”.
Este temor recrudeció en los últimos días, ya que en medio de la turbulencia financiera global provocada por la aplicación de aranceles por parte de Donald Trump, el riesgo país superó los 1000 puntos (su nivel más alto desde octubre del año pasado), y las reservas internacionales perforaron los US$25.000 millones, impulsadas por la devaluación del yuan.
En relación con el segundo aspecto, hay una fuerte tensión sobre lo que puede pasar con el dólar tras el acuerdo con el Fondo. En una de sus últimas declaraciones públicas, el ministro de Economía deslizó que se podría avanzar hacia un esquema de flotación. Es decir, un modelo de “bandas” que fijan el rango dentro de los cuales se puede mover el tipo de cambio.
“La Argentina es un país que puede flotar en tanto y en cuanto tenga su economía sana. En la Argentina anteriormente eso salió mal porque siempre hubo déficit que se financió con emisión. Se puede flotar siempre y cuando estén las condiciones macroeconómicas”, dijo Caputo. Y en un intento por llevar tranquilidad, también aseguró que no iba a haber “ningún salto devaluatorio”.
Entonces, el foco de incertidumbre del nuevo programa con el FMI se ubica en torno a las modificaciones que surjan en el frente cambiario. Es decir, si se avanzará hacia un esquema de flotación que dé por finalizado el crawling peg actual e implique cierta volatilidad y si se elimina, por ejemplo, el llamado dólar blend para los exportadores.
Fuente: TN