El yaguareté es un felino emblema de Sudamérica que supo vivir en una buena porción de territorio argentino. Sin embargo, desde hace varios años la población de la especie viene disminuyendo de manera alarmante, al punto de estar en peligro crítico de extinción en el país. Los programas de reintroducción de ejemplares vienen dando frutos en Corrientes y el Chaco, pero son apenas dos zonas que se están desarrollando contra varias que siguen sin ver un ejemplar desde hace mucho tiempo por la caza furtiva.
En el marco de los trabajos de reintroducción que lleva a cabo una ONG en el país, dos ejemplares de yaguareté que nacieron de una cruza inédita a nivel mundial para la especie ya viven en estado silvestre, con una translocación incluida de una provincia a otra, lo que configura un paso importante en la recuperación de este animal emblemático. Por esta razón es que los especialistas afirman que el trabajo debe continuar, con especial foco en que las comunidades comprendan la importancia de la existencia de los yaguaretés en el ecosistema y que se persiga a los cazadores.
La Fundación Rewilding Argentina trabaja en la recuperación del yaguareté desde hace más de 20 años. Comenzaron en Iberá, Corrientes, y los trabajos se extendieron a buena parte del norte del país.
A partir de esa experiencia, se expandieron hacia El Impenetrable. Es que el hábitat original del yaguareté comprende buena parte del Chaco Serrano (noroeste y centro-oeste del país) y fragmentos del Espinal (principalmente en Corrientes), con algunos registros en la región Pampeana, según detalla el Sistema de Información de Biodiversidad. Pero en los últimos dos siglos, el yaguareté perdió el 95% del territorio que ocupaba originalmente debido a la cacería y las alteraciones que fue teniendo su hábitat.
“La recuperación del yaguareté es vital para también recuperar el ecosistema. Es una pieza clave porque es el depredador tope y es quien regula ese ecosistema. Si falta, no podríamos seguir trabajando”, explicó a TN Marisi López, coordinadora de Parques y Comunidades en el Proyecto Iberá de Rewilding Argentina. Y agregó que “hacía 70 años que Corrientes no tenía ejemplares de yaguareté”.
Cruza inédita
La translocación de una hembra desde Iberá hacia El Impenetrable se concretó en octubre y fue la de Nalá, ejemplar que nació de una cruza inédita a nivel mundial entre un macho silvestre y una hembra en cautiverio. Su hermano, Takajay, fue liberado a mediados de enero en Iberá.
“Son los dos primeros cachorros que nacen de un macho silvestre con una hembra en cautiverio. Es una cruza que se dio por primera vez en el mundo”, detalló López. El macho estaba en El Impenetrable y hacia allí llevaron a la hembra que vivía en cautiverio en Iberá. Ambos convivieron en un corral de pre-suelta, donde concibieron a Nalá y a Takajay.
Tras ese paso, la madre y sus dos cachorros fueron trasladados a Iberá y se separaron una vez que ambos ejemplares empezaron a cazar por sus propios medios y a vivir de manera independiente, pero siempre en corrales de pre-suelta.
La necesidad de sumar hembras a la población de yaguaretés en Chaco (se estima que hay tres machos silvestres y una sola hembra) hizo que se diera la translocación de Nalá hacia El Impenetrable en octubre. Primero estuvo en un recinto de pre-suelta y, finalmente, hace poco se le abrieron las puertas para que viva en total libertad y explore el parque, por lo que la hembra que nació en cautiverio está disfrutando el estreno de su silvestría.
Seguimiento por zonas
Desde la ONG Red Yaguareté indicaron que a excepción de las situaciones en Iberá y en El Impenetrable, el resto de las zonas que deberían contar con presencia de ejemplares “muy mal”.
“En el balance general argentino para el yaguareté, a excepción de la recuperación de Iberá, que estaba perdido, y la que se está dando en El Impenetrable, que estaba casi perdido, el resto sigue estando muy mal a excepción del norte de Misiones y las zonas aledañas de los parques nacionales Baritú, en Salta, y Calilegua, en Jujuy”, comentó a TN el director ejecutivo de Red Yaguareté, Nicolás Lodeiro Ocampo.
El referente detalló que hay cuatro planes de acción para los yaguaretés en el país pero que en ninguno se aborda correctamente la convivencia entre la especie y la ganadería, algo que origina una de los principales motivos de las matanzas: la caza como represalia.
En ese sentido, explicó: “La cacería sigue sin controlarse seriamente en lugares focales como en la Reserva de Biósfera Yabotí, el sur de Urugua-í (ambos en Misiones), todo el río Bermejo y varios lugares de Salta y Jujuy”.
Lodeiro Ocampo rescató que la situación en Iberá “está caminando muy bien y va en franco crecimiento”, algo que “demuestra a las claras que cuando a los yaguaretés no se los caza, se reproducen y se recuperan”.
“En los lugares donde nos faltan yaguaretés, la caza todavía es un flagelo. En Misiones tenemos prácticamente la extinción total en la Reserva de Biósfera Yabotí, donde vienen grupos organizados desde Brasil y arrasan con las poblaciones”, agregó.
Este último dato fue informado por el propio Ministerio de Ecología de Misiones en noviembre pasado, cuando advirtieron que estos grupos son cada vez más violentos y portan armas más potentes en búsqueda de yaguaretés, pumas, monos carayá y tapires.
Freno a la cacería
El referente de Red Yaguareté advirtió que la presencia de ejemplares en “la región chaqueña está muy mal porque nada ha cambiado. No hay nuevas áreas protegidas y no hay mayores controles de cacería, salvo un punto donde la cosa está claramente mejor que es el Parque Nacional El Impenetrable”.
Lodeiro Ocampo puso el foco sobre el norte de Santiago del Estero, en la zona del Parque Nacional Copo, donde “el último comentario sobre un yaguareté es de hace 20 años” y las condiciones están dadas para su desarrollo por mantener conexiones con los bosques de El Impenetrable chaqueño. Pero afirmó que “el yaguareté sale de El Impenetrable y tiene que esquivar las balas”.
Para que la situación mejore, consideró que se deben implementar medidas de convivencia entre el yaguareté y la ganadería, y atender correctamente las muertes por cazadores.
Si bien reconoció que las penalizaciones a cazadores el año pasado fueron “grandes avances”, dijo que esos ejemplares ya están muertos y que se debe actuar antes: “Hay que aplicar soluciones, que ya existen un montón, y otras seguir explorándolas. Se debe atender la cacería como represalia por depredar animales y la cacería por diversión”.
Fuente: TN