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Boca no brilló, pero venció 2-1 a Almirante Brown y se metió en los octavos de final de la Copa Argentina

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Si en la previa al inicio del Boca 2 – Almirante Brown 1 que se jugó este miércoles en Mendoza las hinchadas mostraban un duelo parejo en cantidad de gente y show desplegado, el primer tiempo del partido tampoco dejó la sensación de estar frente a un choque con diferencia de categorías. Es algo que suele suceder en la Copa Argentina, se sabe. Pero no hay forma de que los jugadores del Mirasol no se conmovieran frente a la banda que llenó la cabecera sur del Malvinas Argentinas. Entre eso y la sed de revancha que varios de los pibes con pasado en el Xeneize podían arrastrar, la paridad en cancha fue asombrosamente real.

Almirante supo cómo contrarrestar el punto más fuerte del equipo de Diego Martínez. A sabiendas que sin Luis Advíncula su banda derecha no lo es, el negocio estuvo en neutralizar lo que Lautaro Blanco y Kevin Zenón pudieran generar desde la izquierda: para eso, el Indio Bazán Vera armó dos líneas de cuatro con un doble ídem que mordiera de punta a punta ese andarivel.

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Uno de esos “laterales” (el más adelantado de ellos) era Natan Acosta, quien fue distinguible por la máscara protectora que usó pero también con el ímpetu con el que fue y fue y metió y metió. Tal vez los memoriosos y algunos de sus rivales recordaran que -como capitán del Sub 20 xeneize que ganó la Copa Intercontinental en 2023- Acosta hizo levantar a la Bombonera festejando como un gol un quite en campo propio aquella tarde gloriosa para los pibes.

Pero Almirante se fue animando, mientras Boca buscaba cómo entrarle y no lograba llevarle juego a un inconexo Edinson Cavani. Y a medida el poderoso se desesperaba, su rival encontraba huecos para lastimarlo. Pudo abrir el marcador con un buen centro de Ibáñez desde la izquierda que Acosta le bajó a Santiago Vera pero que Chiquito anticipó y contuvo en dos tiempos. También en un córner que el central Errecalde cabeceó cerca del palo.

Sin embargo, fue en una de esas oportunidades que se dan una vez en este tipo de partidos, una conjunción de huecos en salida de Boca con un error de cálculos que desairó a Cristian Lema, que nació el primer gol xeneize. Porque el propio Lema se rehizo de su falla y cruzó desde atrás la incipiente escalada de Iglesias para salir jugando al mejor estilo Walter Samuel (o algún referente de otra escuela que el Flaco no comulga).

Entonces, rompió líneas para dársela a un Medina que -en velocidad- terminó de romper la endeble oposición de un rival mal parado y dejar a Merentiel en posición ideal para hacer lo que mejor sabe el uruguayo que no brilla pero cumple siempre: entrar al área y castigar. 1 a 0 y el reloj marcando el segundo previo a irse a los vestuarios para el entretiempo.

Merentiel hizo un gol y dio una asistencia. (Foto Ramiro Gomez)Merentiel hizo un gol y dio una asistencia. (Foto Ramiro Gomez)

Y ahí mismo fue cuando se rompió el partido. En el primer minuto del complemento, Zenón quedó solo frente a Martínez y definió por encima suyo, pero no fue gol de milagro. La tranquilidad llegó cinco minutos más tarde, cuando Almirante mostró en todo su esplendor por qué está peleando abajo en la Primera Nacional.

Un traspié casi en la mitad de la cancha dejó a sus dos centrales corriendo desde atrás a Merentiel con Cavani lanzado él mismo como su clásica flecha. La Bestia hizo todo bien y cuando enfrentó al arquero la abrió para que el Matador definiera el pleito con casi 40 minutos por delante.

El grito de Cavani. (Foto Ramiro Gomez)El grito de Cavani. (Foto Ramiro Gomez)

Sí, porque los de Casanova ya habían agotado hasta el tanque de reserva del entusiasmo, y ni hablar del orden táctico que los mantuvo en partido durante casi (casi) un tiempo entero. Boca, por el contrario, mantuvo el mismo tranco que en la parte inicial. Claro, parecía impotente con el marcador cerrado, pero le sobraba con el encuentro resuelto, incluso luego de un descuento que no alteró los nervios xeneizes.

Ese gol de Almirante, que pareció una jugada aislada (donde Vera encontró a todo Boca dormido en defensa y se filtró solo entrando casi desde su casa), sí podría sumar como argumento del Gigoló a la hora de pedir un lateral derecho: por el flojo partido de Figal sumado a la endeblez física que no le permitió terminar el partido, y -por otro lado- por la falta de oficio de Di Lollo por nunca en toda la jugada mirar a sus espaldas y detectar el peligro.

Para lo que también sirvió ese gol fue para reavivar el duelo de hinchadas, que se volvió a encender con la incertidumbre del resultado final. Boca no descolló, pero cumplió y tuvo su receta. Y, después de todo, esa imagen de partido cerrado del final le termina haciendo honor al gran partido de Almirante.

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